Columnas

10.01.22

Jornada de trabajo, productividad y bienestar de los trabajadores

Por María Violeta Silva 

Ex Seremi del Trabajo

 

En días recientes conocimos del avance que experimenta en el Congreso Nacional el proyecto de ley que rebaja la jornada de trabajo semanal a 40 horas.

Si bien comparto la necesidad de avanzar en un sistema que permita a los trabajadores disponer de un mayor tiempo personal y compatibilizar su vida laboral con la profesional, familiar y personal, se extraña la proposición de medidas tendientes a establecer una mayor flexibilidad horaria.

Al efecto, el pasado 6 de enero, la propia Organización del Trabajo (OIT), recomendó a las autoridades laborales de los países ampliar el uso de horarios flexibles e impulsar la mantención – esta vez con carácter permanente – de algunas medidas que fueron aplicadas a propósito de la pandemia.

La OIT fundamenta su propuesta en el hecho que “existe evidencia contundente” que estas medidas permiten a los empleadores una mejor productividad y generar beneficios directos a los trabajadores, todo ello según da cuenta el informe publicado el pasado 6 de enero, denominado “El tiempo de trabajo y el equilibrio entre el trabajo y la vida privada en el mundo”(www.ilo.org wcms_864222.pdf Modalidades del tiempo de trabajo: Los horarios de trabajo flexibles pueden beneficiar el equilibrio entre la vida personal y profesional, las empresas y la productividad).

Las recomendaciones se enmarcan en una realidad a la que nuestro país no está ajeno: las personas buscan un mayor equilibrio entre la necesidad de trabajar y el poder desarrollarse integralmente. Lo anterior se manifiesta, entre otras cosas, en la dificultad que han tenido las empresas en los últimos meses para encontrar trabajadores, pues muchos de estos últimos han valorado positivamente las medidas que se adoptaron durante el peor momento de la pandemia, entre ellos, el teletrabajo y el derecho a la desconexión, por lo que hoy buscan alternativas similares de modalidad laboral.

El informe que he resumido termina haciendo un llamado a las autoridades en el sentido que resulta indispensable dar respuestas de política pública a estos requerimientos de los trabajadores.

En mi opinión, ello es necesario, pero no suficiente. En la revisión de nuestro sistema laboral, el diálogo tripartito, así como la propia iniciativa de las empresas, puede permitir dar cauce a un sistema más flexible y amigable que – en definitiva – permita promover un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida privada y mejorar la productividad.

A este respecto, me parece importante que las empresas y los trabajadores aprovechen las instancias que hoy da nuestra legislación laboral para avanzar en estos objetivos, como es la ley de trabajo a distancia (teletrabajo), los pactos colectivos o la certificación de las empresas a través de la norma chilena NCh3262:2012 que permite gestionar no sólo la equidad de género, sino además conciliar la vida laboral, familiar y personal. La experiencia demuestra que estas han sido herramientas potentes y en mejorar la productividad de la empresa, así como el bienestar de sus trabajadores.

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